MODERNA BUENOS AIRES
un programa

06.12.2015

La Nación | Peripecias del mobiliario argentino

Por Hugo Beccacece

Pasamos ¿una tercera, una cuarte parte? de nuestras vidas sentados. Por lo tanto, resulta bastante lógico que las sillas puedan contarnos la historia de un país. La arquitecta y archivista Martha Levisman presentó hace poco más de una semana su libro Diseño y producción de mobiliario argentino 1930-1970 en el Museo Sívori. Para que el público tuviera bien en claro a qué se refería la obra, durante tres días se exhibió allí una serie de muebles de ese período, en una muestra curada por Claudia Lala y Gabriela Jurevicius.

En el living de su casa, en Palermo, Levisman se explica: "Desde hace mucho tiempo, me preocupa la conservación de los archivos de arquitectos. Hace un tiempo, leí una frase (no recuerdo de quién), que resume mi pensamiento: 'No hay práctica sin memoria'. Para este libro, tuve la suerte de rescatar once archivos originales de diseño de mobiliario. Estuve casada con Gerardo Clusellas, uno de los integrantes de OAM, Organización de Arquitectura Moderna, que encarnaba el espíritu de la vanguardia arquitectónica en la Argentina. Él se dedicó a la investigación sobre la fatiga y el confort en posiciones humanas. Esos estudios le permitirían diseñar asientos ergonómicos".

Gerardo Clusellas trabajaba con un equipo. Hacia el final del libro de Levisman, se reproducen fotografías estroboscópicas tomadas nada menos que por Horacio Coppola, el gran fotógrafo de la ciudad de Buenos Aires. Esas imágenes muestran el cuerpo de un hombre en distintas posturas indicadas por el doctor Marcos Turner en su calidad de electrofisiólogo. El análisis de esas fotografías permitía ver qué partes del cuerpo, y cómo, eran afectadas por los movimientos. De ese estudio, derivaban los diseños de sillas y de mesas concebidos por Clusellas y su grupo.

"En la primera parte de mi trabajo -dice Levisman-, hay un ensayo de Bernardo Kosacoff sobre el proceso de industrialización del país y el período de sustitución de importaciones, que va de 1930 a 1970. La crisis económica internacional de 1929 había perjudicado la importación. Fue necesario reemplazar los productos extranjeros por otros nacionales, de modo que se buscó desarrollar las industrias que ya existían y crear otras nuevas. Antes de 1930, había filiales de fábricas europeas de muebles que funcionaban aquí, como Nordiska y Maple y Thompson. Nordiska, la empresa sueca, abrió su filial argentina en 1919. Trajo máquinas y un equipo de directivos para organizar la compañía y capacitar la mano de obra local."

Durante el período investigado por Levisman, surgieron en el país una serie de estilos, diseñadores y diseños locales, lo que ella llama "un movimiento sumergido". Esa ola de moderna creación no tuvo un verdadero desarrollo industrial y fue abatida por las contradicciones de una sociedad eternamente recomenzada y abolida. Las sucesivas crisis económicas y, por último, el golpe militar de 1976, que reanudó la importación de mobiliario, desalentaron la creatividad de las décadas de 1960 y comienzos de la de 1970. En ese relato, que empieza en 1930, uno de los hitos más destacados es Comte, la compañía que proyectó y realizó el mobiliario del Hotel Llao Llao, de Bariloche, en el que se utilizaron maderas y cueros locales.

Los expatriados austríacos Walter y Herman Loos trajeron a Buenos Aires el espíritu de la Secesión vienesa. Hermann creó un sistema de muebles modulares para casas pequeñas que permitían "una forma moderna de vivir". A él pertenece el sillón U, el Semihuevo y el Huevo y las mesas de dos alturas, entre otros diseños.

Levisman pasa revista a los archivos de firmas de muebles y diseño como Interieur Forma, Stilka, Buró, Centro de Arte y Diseño, Jannello (las sillas W y K), Six, Harpa, y el grupo OAM. Las numerosas fotografías muestran, entre otras piezas, la célebre silla BKF (por las iniciales de sus creadores, Antonio Bonet, Juan Kurchan y Jorge Ferrari Hardoy), adaptación de la "tripolina", usada en África para montar camellos.

Las peripecias del mobiliario argentino cuentan una historia en la que se mezclan la Bauhaus, la artesanía popular, el decadentismo cosmopolita de los grupos de Viena y París, y la lucha de un grupo de diseñadores locales guiados por el utópico espíritu de la razón en una sociedad imprevisible.

Fuente: www.lanacion.com.ar

OTRAS NOTICIAS