Jannello, César
1918, Buenos Aires / 1985, Buenos Aires
Fue arquitecto, diseñador, docente y cofundador del grupo Organización de Arquitectura Moderna. Trasladó la claridad elemental que impregnaba las búsquedas del concretismo a su producción arquitectónica, vinculada a las respuestas efímeras para grandes exposiciones. Su actividad en la docencia y en la investigación alcanzó particular relevancia tras introducir en nuestro país la semiología en la enseñanza de la arquitectura.
Su temprana relación profesional con Amancio Williams lo llevó a colaborar en la Casa del Puente, y en 1946 en el proyecto de un edificio para oficinas. Si bien la iniciativa no excedió el carácter experimental que envolvió a la mayor parte de las propuestas de Williams, y nunca llegó a materializarse (al igual que el proyecto del aeropuerto para el Río de la Plata, igualmente en colaboración con Williams), en Jannello ese proyecto adquirió una particular influencia, ya que halló un punto de partida para las principales preocupaciones con las que abordó problemas de diseño y de arquitectura.
Participó del proceso de consolidación del Movimiento Concreto a fines de los cuarenta y comienzos de los cincuenta, y junto a Gerardo Clusellas y Horacio Baliero, extendió el área de intervención de las figuras centrales de Maldonado, Hlito y su Arte Concreto-Invención, con la creación del grupo Organización para la Arquitectura Moderna (OAM).
Uno de sus primeros trabajos fue publicado en Nueva Visión #1, revista fundada y dirigida por Maldonado, con quien colaboró en formulaciones teóricas tales como los tópicos del curso “Arquitectura y Diseño” y “Mueble y Diseño”. Dentro de este campo, produjo en 1946 la silla W. Dos años después de su creación, la silla fue presentada en la exposición “Nuevas Realidades” de la que participaron, entre otros, Maldonado, Hlito, Catalano y Rogers; organizada por la galería Van Riel de Buenos Aires. Allí, por primera vez en nuestro país, quedó planteada la unificación de las artes visuales, y la fusión entre diseño y arquitectura, bajo las consigna Arte Abstracto-Concreto-No Figurativo. Recientemente, el MOMA de Nueva York la incorporó a su colección permanente, en ocasión de su exhibición “Crafting Modernity, Design in Latin America”, inaugurada en marzo 2024.
Ligada a una búsqueda de abstracción y aplicación de adelantos tecnológicos, en la línea de Mies Van der Rohe, las formas claras y directas que se desprenden de la Teoría del Buen Diseño impregnaron su producción arquitectónica, para resolver, mediante el montaje en seco de piezas estandarizadas, problemas formales sintetizados en el uso de mínimos recursos. Esta operación de innovación tecnológica y elementalidad formal se traduciría en respuestas adecuadas al rápido montaje de exposiciones temporarias, en procura de sistemas de unión en seco.
Como gestores culturales y docentes de la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza, Jannello y su esposa, Colette Boccara, también arquitecta, difundieron a partir de 1947 las ideas de avanzada del movimiento Arte Concreto, con sus reflexiones acerca del diseño moderno, la arquitectura racionalista, y también la Nueva Música. Junto con el profesor Abdulio Giúdice, fueron los primeros en proponer las ideas de arte abstracto no figurativo y de diseño industrial, en la vieja Escuela Superior de Cerámica en Mendoza.
En forma simultánea, el gobierno de la provincia y el gobierno nacional impulsaban un desarrollo industrial en pos de quebrar el aislamiento en que se encontraba la provincia, que buscaba destacarse como un sitio progresista en la geografía nacional. Así, ideada en 1952, tuvo lugar en 1954 la Feria de América, que ocupó treinta hectáreas del parque General San Martín de la ciudad de Mendoza; con 101 pabellones, construcciones para servicios y una innovadora Torre Alegórica.
Jannello tuvo a su cargo el proyecto de arquitectura y urbanismo, y convocó a codirigir la muestra a Gerardo Clusellas, uno de los referentes de la mencionada OAM, y a Tomás Maldonado para el concepto gráfico. Este último, dejó planteados los lineamientos generales, que tomó René Barbuy, un joven estudiante de Artes cordobés, designado por Jannello para desarrollar la identidad visual. Una innovadora puesta tridimensional de luces acompañaba la partitura sonoro-visual, encomendada al músico vanguardista electroacústico Mauricio Kagel.
Carlos Gradín, en su excelente artículo “El futuro no llegó”, publicado en 2010 por el suplemento Radar del diario Página 12, da cuenta de lo siguiente:
“En pleno desarrollismo, el gobierno de Frondizi tuvo que organizar los festejos por los 150 años de la Revolución de Mayo. Los tiempos para organizar una feria internacional eran ajustados, así que se puso en marcha una Exposición Nacional que desplegara los logros tecnológicos y comerciales del país de cara a un futuro próspero... En las inmediaciones de la Facultad de Derecho se montaron pabellones increíbles y hasta participaron IBM, con la primera mega computadora, y la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos. Pero fue un fracaso rotundo, pocos la recuerdan y nada de todo aquello sobrevivió, con excepción de un anexo trasero del Museo de Bellas Artes y el puente de Figueroa Alcorta. Inaugurada recién en noviembre de 1960, Radar reconstruye lo poco que queda de su historia y sus pabellones, de una modernidad perdida.
A mediados de 1959 Jannello fue convocado por el gobierno nacional encabezado por Arturo Frondizi. Se le pidió un informe, junto a un equipo de arquitectos provenientes de la Sociedad Central de Arquitectos y la Dirección Nacional de Arquitectura, con lineamientos para una gran exposición. Se acercaba la fecha del 150 Aniversario de la Revolución de Mayo, y el gobierno había decidido festejarlo con un evento dirigido al gran público. Quedaba poco tiempo. En el detallado informe se evaluaba y descartaba la idea de organizar una Exposición Mundial o Continental, como la celebrada en Bruselas en 1958. Tres años hubiera sido el plazo mínimo para organizarla, y en cambio se optó por una Exposición Nacional a la que serían invitados otros países. La guiaría el espíritu de mostrar al mundo lo construido por Argentina en sus 150 años de historia, y el de mostrar a los argentinos las cosas que el mundo tenía para ofrecerles. ‘La Exposición puede marcar la necesidad de una nueva etapa futura’, rezaba el informe, que sugería como lema la Argentina en el tiempo y en el mundo.
En septiembre de 1959 se estableció por decreto la constitución de la Comisión Nacional Ejecutiva. Aunque más modesta, la exposición se inscribía en aquella tradición de ferias mundiales o universales que desde mediados del siglo XIX, y con el ilustre antecedente de la Exposición del Centenario en la Buenos Aires de 1910, habían celebrado el progreso de la industria y el comercio, centros de peregrinación al ‘fetiche de la mercancía’, como las describía la ironía materialista de Walter Benjamin.
La Comisión eligió el mes de septiembre como fecha de inicio de la exposición. Estaría ubicada en los alrededores de la Facultad de Derecho de la UBA y del Museo de Bellas Artes, rodeados de parques y galpones de trenes en desuso, que se procedió a demoler. Jannello quedó a cargo de la Oficina de Arquitectura y Planeamiento.
Pero los problemas no se hicieron esperar. En los primeros meses de 1960 se hizo evidente la falta de coordinación entre los organismos involucrados. La lentitud administrativa se sumó a las dificultades para gestionar la importación de los materiales que traerían las delegaciones extranjeras. La falta de publicidad oficial, por último, volvía escaso el interés de empresas y gobiernos por participar. Luego de presentar un nuevo informe, Jannello renunció a su puesto en julio de 1960: ‘Se puede hacer arquitectura en la pobreza, en la carestía, pero no se puede hacer arquitectura en el caos y en la indefinición’, escribiría tiempo después.
Pese a todo, la feria-exposición del Sesquicentenario de la Revolución de Mayo se abrió al público en noviembre de 1960. No se sabe cuál fue el destino del sueño tecnológico de los pabellones portátiles de la Expo del Sesquicentenario, pero tal vez resuene en la mente de ocasionales militantes e historiadores, en su intento por desentrañar las encrucijadas del desarrollismo argentino, entre el peronismo ilegalizado y las extorsiones militares. El Archivo General de la Nación no tiene información disponible sobre la Exposición, y tampoco es fácil acceder a ella a través del escasísimo material consultable en la Hemeroteca del Congreso.
Pero la Exposición no tuvo éxito: los balances de arquitectos y críticos fueron unánimes. Había sido un fracaso; puro formalismo arquitectónico más o menos logrado, pero el desorden imperante lo había reducido a un montón de edificios desperdigados por el parque, carentes de guión ni mensaje discernible sobre la historia argentina. Un montón de ‘juguetes gigantescos’, según Juan Molina y Vedia en la revista Nuestra Arquitectura
El escaso público y repercusión tal vez expliquen que hoy pocos la recuerden. Cuando las estructuras desmontables fueron retiradas, sólo tres obras quedaron en pie, destinadas a permanecer. El anexo sobre Figueroa Alcorta del Museo de Bellas Artes, en el que se presentó una muestra sobre la historia del arte argentino, quedó incorporado como una sala más, y un teatro-auditorio al aire libre que finalmente también fue retirado y cuya ubicación original desconocemos. El puente para peatones sobre Figueroa Alcorta, por último, diseñado por Janello y pensado para facilitar la circulación del público hoy es la marca visible de la Exposición del Sesquicentenario, aunque muy pocos lo asocien con ella".
Esta vivencia terminaría quizás de persuadirlo de la necesidad de liberar la producción de arquitectura de su sumisión a la experiencia artística individual, inexorablemente sometida a la autoridad de los grandes maestros, es decir al triángulo inexperiencia-azar-experiencia; en sus palabras: “Hasta ahora las normas de la arquitectura se han producido así, y son de dos clases, las propias, provenientes de la experiencia de la arquitectura, y las impropias, provenientes de las otras artes, de la pintura, de la escultura. Sobre todo el Modernismo ha usado de las normas producidas por la experiencia impropia, porque las normas propias necesitan de mucho más tiempo para desarrollarse”.
La elaboración de una teoría de base lógica, basada en el conocimiento científico, fue la ardua tarea que se autoimpuso, y por la que decidió abandonar su reconocida trayectoria como diseñador y proyectista, para abocarse exclusivamente a la investigación y la docencia. Así, en la década de 1960, ganó por concurso el cargo de profesor de dedicación exclusiva en la Facultad de Arquitectura de Buenos Aires, y desde su cátedra de Visión abrió un nuevo enfoque transdisciplinario que articuló la semiología y la arquitectura, con la participación de diversas personalidades, como el polifacético Oscar Masotta.
Los primeros resultados de esta experiencia quedaron sintetizados en el trabajo “Proposición de objetivos y metodología”, presentado en 1965 ante el VIII Congreso de la UIA, en París, que realizaron conjuntamente Jannello y Masotta. Profundizando este novedoso enfoque, Jannello creó en 1968 el Instituto de Arquitectura y al año siguiente, secundado por Mario Gandelsonas y Diana Agrest, la cátedra de Semiología Arquitectónica, que en 1970 recibió la visita de Umberto Eco. En 1971 dictó en París conferencias sobre los resultados alcanzados en “Modelos semiológicos visuales”, invitado por el Profesor Algirdas Greimas, director de la VI Section Sciences Ëconomique et Sociales de l’École Pratique des Hautes Études de la Sorbonne. En 1984, invitado por la Asociación Internacional de Semiótica a su tercer congreso en Palermo, Italia, presentó “Fundamentos para una Teoría de la Delimitación del Espacio”.
En 1977, la dictadura militar lo despojó arbitrariamente de su dedicación exclusiva ganada por concurso, y del despacho donde desarrollaba su tarea en la Facultad, probable represalia por su contribución como director del Departamento de Diseño en la gestión del decano Ibarlucía, del ‘73 al ‘75. Recuperarla le exigió un gran esfuerzo personal y económico, y seis años de proceso judicial, en el que fue defendido por el prestigioso especialista en derecho administrativo Francisco Erize.
En su última presentación pública en la Facultad, en ocasión de su designación como profesor consulto, se refirió a su tarea señalando como su objetivo “crear las condiciones para la elaboración de normas de diseño fundadas interdisciplinariamente, y proponer procedimientos de cálculo y control de belleza intersubjetiva... Este trabajo nada tiene que ver con el Arte, ni con la Estética o la Historia. Su marco, su metodología de investigación es el pensamiento científico. Sus disciplinas auxiliares son la Lingüística, la Semiótica, la Lógica y la moderna Poética”.
Falleció en 1985, sin alcanzar a formalizar sus ideas en un libro, como era su intención. Sus archivos, mayoritariamente manuscritos, quedaron en manos de su viuda, Monique Perriaux. Ella los confió a quien fuera su profesor adjunto por él designado, su discípulo Germán Carvajal, quien condensó y compatibilizó lo más fructífero de los muchos caminos abiertos en sus 25 años de dedicación a tan vasta tarea. En 2005, con el sello editorial de la Academia Nacional de Bellas Artes, y el auspicio de la Graham Foundation for Advanced Studies in the Art de Chicago, Carvajal publicó “Diseño como Poética, el pensamiento de César Jannello”. A fin de 2023 el sitio web de la Academia incorporó la edición digital del libro, de acceso libre, agregando una apostilla con textos que aportan y actualizan información sobre su trayectoria y personalidad. También se puede acceder a él en esta sección de nuestro sitio Moderna Buenos Aires
Obras y Proyectos Destacados
1946 Silla “W”
1953 Silla “K”
1954 “Torre de América” para la “Feria de América” en el parque San Martín, Mendoza
1960 Pabellón de la Comisión Nacional de Cultura anexo al MNBA y puente peatonal sobre Av. Figueroa Alcorta
Bibliografía
- Liernur, J. & Aliata, F. (2004). Diccionario de arquitectura en la Argentina: estilos. Obras. Biografías. Instituciones. Ciudades. I-N. Buenos Aires: AGEA. https://bit.ly/3B5yNTs
- Quiroga, W. (2011, julio-agosto). César Jannello: la modernidad replanteada. 90+10, 33, 132-136.
- Gradín, C. (12 de septiembre, 2010). El futuro no llegó. Página 12. Recuperado el 7-5-24 de: https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-6462-2010-09-12.html