04.11.2024
16.01.2015
ADN Cultura | Arte: lo que va de la piedra París a la Bienal de IKA
En vísperas del Centenario de la República, el presidente Figueroa Alcorta designó a Eduardo Schiaffino, fundador en 1896 del Museo Nacional de Bellas Artes, como enviado de la presidencia en viaje de compras a Europa para celebrar la magna fecha. Obviamente, en la shopping list de Schiaffino estaban los grandes nombres del momento, la firmas radiantes de la pintura europea que capturaban la atención, y los pesos, de los coleccionistas argentinos en etapa de formación. Desde los impresionistas, en el modelo de Antonio y Mercedes Santamarina, hasta los petit maîtres, la pintura española y la francesa de boudoir.
Eran los tiempos en que Sorolla y Boldini determinaban la pertenencia a un mundo exquisito, selecto y, sobre todo, construido a imagen y semejanza de la París finisecular. No demasiado diferente del sueño americano de los Vanderbilt, Mellon y compañía retratados por John Singer Sargent, el más europeo de los pintores norteamericanos.