Edificio Vilela 1948
2010 - 2011
Residencial
AUTORES
- Arq. Guillermo Rosenbaum
- Arq. Pablo Pizarro
MEMORIA
Este edificio surgió de un emprendimiento liderado por nuestro estudio, en el que nos acompañaron inversores amigos a través de un fideicomiso. Es una modalidad muy extendida en los últimos años y que ha generado una tipología que presenta ciertas particularidades:
_El estudio es el propio cliente y generador del programa de necesidades, lo cual da una gran libertad al proyectista para definir las pautas del diseño y la elección de los materiales.
_Una escala pequeña fácilmente manejable para el estudio de arquitectura sin necesidad de una intermediación de gestión. Es un modo de autogestión del trabajo para el arquitecto que permite definir la modalidad de construcción de la obra y controlar todos los aspectos del proceso.
La renta seguirá siendo por supuesto una componente fundamental del emprendimiento, pero nos permitimos explorar otras formas de rentabilidad.
La valoración de la luz y las vistas, de cierta libertad en la construcción del interiorismo, de cierta estética. La eliminación de algunos clichés como el hall vidriado y la integración plena de las circulaciones a un jardín común. Son todos elementos que el usuario final pondera en el momento de elegir dónde vivir o dónde trabajar, categorías que cada vez están más integradas en un mismo espacio, polifuncional.
Las unidades flexibles como respuesta
El lote donde se implanta el edificio es de frente doble. Esto nos llevó a una primera decisión, la de proyectar unidades pequeñas de 55 m2 fáciles de absorber por nuestros inversores, que pudieran unificarse con su vecina y generar una macro unidad, con 17 m de frente urbano. Esto lo convertiría en una rara avis que seguramente sería muy valorado.
Además llevamos esa flexibilidad hacia el interior de las unidades. No sabíamos a priori qué uso le darían nuestros futuros habitantes a esos departamentos. ¿Para qué entonces debíamos construír tabiques y conformar un ¨n ambientes¨, que no es más que otro cliché del mercado inmobiliario?
La realidad nos demostró que no estábamos equivocados. Cuatro departamentos se convirtieron en dos ¨macro unidades¨ y el resto se repartió entre quienes viven allí, quienes tienen su estudio profesional, su taller de fotografía o su atelier de pintor. Una pequeña comunidad enriquecida por la diversidad.
La materialidad y la sutentabilidad
Para lograr esta flexibilidad, decidimos construír una estructura de hormigón sin vigas, evitando obstáculos para las posibles adiciones y subdivisiones. Estas estructuras suelen ser muy pesadas, y optamos entonces por uso del sistema de losas de doble malla alivianadas con esferas de PVC recuperado, siguiendo exigentes conceptos de sustentabilidad ambiental, que alientan la reutilización de los materiales no degradables.
La línea de la sustentabilidad recorre también otras decisiones, como la de conformar un patio interior muy amplio que por su baja altura permitiera un perfecto asoleamiento y ventilación de las unidades.
Las losas de hormigón visto son la expresión estética del edificio. Son el color predominante, el fondo, sobre el que resalta el verde del manto vegetal, las telas de los toldos, las maderas y las mallas metálicas.
La geometría simple
Las losas sin vigas obligan a un estricto orden geométrico y una clara alineación de las piezas estructurales. La expresión de esta geometría fue entonces la decisión siguiente.
Las líneas horizontales de la losas abarcando el doble frente del lote genera una interesante perspectiva y escala en la vista de la calle. Es un respiro para un tejido siempre fragmentado en pequeños frentes de 10 varas.
Las grandes terrazas y las unidades conforman un continuum espacial al no interrumpirse por las vigas: pisos y cielorrasos se funden en un espacio único que integra el interior y el exterior. Y estas terrazas a su vez se abren sin obstáculos hacia la calle, apropiándose de las vistas y de la fantástica arboleda de la cuadra.
Para aprovechar mejor esas vistas, los departamentos se han pensado con espacios apaisados, abiertos por su lado mayor hacia las terrazas. Así, un departamento relativamente pequeño se percibe como un espacio mucho más grande.
Conclusiones - Una estética de la racionalidad
Ciudad / inversores / habitante / renta. Intentamos dar respuesta a estas demandas pensando cada decisión desde su lado económico, estético, funcional y constructivo. Es decir, desde una idea global que fue atravesando cada aspecto del proyecto.
No creemos que un requerimiento de economía en la inversión de la obra signifique desarrollar una estética de la pobreza, entendida como el mínimo gasto posible, ya que esto significaría atender sólo a la demanda de renta. Creemos sí en una estética de la racionalidad, que pueda balancear todas las demandas que una arquitectura debe responder.
Memoria de los autores